martes, 20 de octubre de 2009

La Fama


Vivimos una era totalmente nueva, yo la definiría con la siguiente frase, “las personas no se esfuerzan por ser útiles sino importantes”. Hoy se cambian valores por fama y popularidad.


Hoy se es más y mejor si te paran por la calle y te piden una foto, o te dan dos besos.


Hoy se discute y el triunfo está en saber quién de los dos se llevará los aplausos al final de cada frase.


No os voy a engañar, en tres ocasiones intenté acceder a ese mundo, nunca arriesgando ni poniendo como precio de salida mis valores, eso jamás, pero si que estuve dispuesto a “sacrificar” una parcela de mi vida o toda por un mundo en el que yo fuese la estrella.


Quizá fuese por fama, no lo sé, para mi la fama es un estado, solo eso, cada uno es famoso, unos en su trabajo, otros en su barrio, otros en su pandilla, famosos somos todos, en donde queramos serlo y por lo que o quienes somos.


Quise acceder porque necesitaba demostrar a las personas que tanto daño me hicieron que estaba en lo más alto por ser yo mismo, por ser todo lo que un día despreciaron y negaron. Quise pasar de víctima a verdugo, así que participe en los casting de Gran Hermano, tres casting de tres años consecutivos, este último fue el único al que me presenté en la prueba presencial, una vez allí, no os mentiré, se me pusieron de corbata, sabía lo que estaba haciendo, estaba firmando unos derechos en los que daba prácticamente cancha libre para destrozar mi intimidad y la de mi entorno si era necesario, aún así la codicia me llevaba a seguir tan adelante como me permitiesen y así lo hice.


Llegué a la entrevista personal con la psicóloga y allí lo dije, algo que no he contado nunca, le dije que estaba ahí porque necesitaba demostrarme a mi mismo que era capaz de hacerlo, de ser importante sin haber sido popular en el instituto, de que realmente se me conociese sin ser juzgado, y de demostrarle a todos quien era yo. Quizá quise encontrar el camino equivocado en el viaje a lo correcto, primero, porque yo no tengo nada que demostrarle a nadie y segundo, porque no era el lugar de demostrarme nada a mi mismo. Agradecí que no me seleccionaran, necesitaba hacerlo y saqué la lección.


La popularidad no da nada, solo eso, popularidad, yo prefiero seguir siendo un anónimo público y me demuestro hoy aquí que no ese no es el medio, que quien me quiere lo hará con todas las consecuencias y al que no, carretera y manta... y ahora si me lo permitís, es cuando os toca a vosotros aplaudir...

1 comentario:

  1. No es un buen sitio Gran Hermano para no ser juzgado. Precisamente es el sitio dónde más se te juzgaría.

    Yo no llevaría bien la fama. No me gusta que me miren :D

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