jueves, 29 de octubre de 2009

Tiempo de crisis... en mi


Miles de personas se conocen cada día, algunas lo hacen mientras esperan un autobús sentados en la estación, otros mientras toman un café en una terraza, otros hasta mirando ropa en una tienda, me encantan esos momentos de película en los que ambas personas acaban cogiendo la misma prenda o esas casualidades tan curiosas en las que acaban intercambiando sus números de teléfonos, algunos quizá ni se aventuran a pensar que tal vez acaben compartiendo algo más que unas llamadas de teléfono, sino una vida juntos.


Me gustaría pensar que entre esas miles de personas me pueda encontrar yo, luego aterrizo a la realidad y descubro que realmente, no la encuentro porque no creo en ese tipo de películas, he acabado siendo todo aquello que detesté, he acabado lamentándome de mi mismo, y eso me entristece. No es que busque desesperadamente un amor, ni siquiera creo que lo busque a secas.
Creo que son las situaciones, dentro de muy poco se acercan las navidades y acabaré acostándome en mi cama con una copa de champán, cobijado bajo una manta mientras veo una película que mi haga olvidar mi patética desdicha. Acabaré haciendo las compras navideñas mientras veo como las parejas van de manos, y buscan con ilusión que regalarse, acabaré levantándome de la cama sintiendo que todo es una simple rutina marcada por el tiempo, por un calendario.


Adelanto los hechos, pero lo de la navidad es solo un ejemplo, me siento solo, como si no tuviese derecho a participar en una vida como el resto de las personas, lo mejor es que esto acabará pasándose y todo volverá a ser como siempre ha sido, seré de nuevo el que soy, y hoy mientras escribo a la luz de las velas, se convertirá en un recuerdo del que me reiré cuando, por fin consiga saber que quiero de mi en la vida y que quiero de la vida en mi.

lunes, 26 de octubre de 2009

...y planchaba


¡Que recuerdos!, tomé esta foto el otro día, cuando iba sentado en el coche, me pareció curiosa, porque de pequeño, cuando veía el cielo así me decían que la virgen estaba planchando y por eso las nubes estaban rojizas, me resultó melancólico darme cuenta de que muchos años después aún esa idea pasó por mi cabeza y mientras le contaba esa historia a mi amiga mientras esta conducía, tomé la foto.


Todo tiene un motivo científico y existencial pero, por un momento admiro esta foto y pienso en que bonita es la inocencia, y pienso también , que hoy, a riesgo de ser el ignorante más grande me gustaría creer que el cielo torna en caoba porque la virgen plancha, porque eso significaría que aún no la he perdido del todo.

jueves, 22 de octubre de 2009

Otoño


Los estragos de la estación predecesora del frío y las compras navideñas, han empezado a hacer acto de presencia, por lo menos en lo que a la naturaleza se refiere.

A mi... no sé, siendo sincero creo que también , para que nos vamos a engañar. Mi corazón va solidificandose como un vertido de lava pero tiene la intensidad del calor como tal. Sin embargo, me pregunto que me espera, mejor dicho, ¿me espera algo?, algo bueno quiero decir, siento que el otoño arrastra mis esperanzas y los marchita en color sepia de la misma manera que a las hojas, como las de la foto, son de mi jardín, es lo primero que veo cuando despierto y abro las ventanas, eso cuando me animo a hacerlo, cuando no, la habitación se queda invadida repleta de una absoluta pero pacifica oscuridad, en la que no caben ninguna luz de ilusión, ni si quiera un atisbo de fe, pero vendrá el invierno y mi habitación, mi casa y todo a mi alrededor se quedará iluminado se bombillas de colores porque como ya sabéis, adoro la navidad con la misma intensidad que esta me hace daño a mi.


Pero no quiero adelantarme, hoy me levanté, abrí las ventanas y tome esta foto con mi móvil, me pareció triste, pero al mismo tiempo mágica, hace dos semanas aún estaba todo repleto de verde, a veces creemos que las personas somos diferentes, especiales con respecto al resto de las cosas y seres que nos rodean, pero ya veis, hoy y durante algún tiempo, cuando despierte y mire a fuera mis días serán marrones...

martes, 20 de octubre de 2009

La Fama


Vivimos una era totalmente nueva, yo la definiría con la siguiente frase, “las personas no se esfuerzan por ser útiles sino importantes”. Hoy se cambian valores por fama y popularidad.


Hoy se es más y mejor si te paran por la calle y te piden una foto, o te dan dos besos.


Hoy se discute y el triunfo está en saber quién de los dos se llevará los aplausos al final de cada frase.


No os voy a engañar, en tres ocasiones intenté acceder a ese mundo, nunca arriesgando ni poniendo como precio de salida mis valores, eso jamás, pero si que estuve dispuesto a “sacrificar” una parcela de mi vida o toda por un mundo en el que yo fuese la estrella.


Quizá fuese por fama, no lo sé, para mi la fama es un estado, solo eso, cada uno es famoso, unos en su trabajo, otros en su barrio, otros en su pandilla, famosos somos todos, en donde queramos serlo y por lo que o quienes somos.


Quise acceder porque necesitaba demostrar a las personas que tanto daño me hicieron que estaba en lo más alto por ser yo mismo, por ser todo lo que un día despreciaron y negaron. Quise pasar de víctima a verdugo, así que participe en los casting de Gran Hermano, tres casting de tres años consecutivos, este último fue el único al que me presenté en la prueba presencial, una vez allí, no os mentiré, se me pusieron de corbata, sabía lo que estaba haciendo, estaba firmando unos derechos en los que daba prácticamente cancha libre para destrozar mi intimidad y la de mi entorno si era necesario, aún así la codicia me llevaba a seguir tan adelante como me permitiesen y así lo hice.


Llegué a la entrevista personal con la psicóloga y allí lo dije, algo que no he contado nunca, le dije que estaba ahí porque necesitaba demostrarme a mi mismo que era capaz de hacerlo, de ser importante sin haber sido popular en el instituto, de que realmente se me conociese sin ser juzgado, y de demostrarle a todos quien era yo. Quizá quise encontrar el camino equivocado en el viaje a lo correcto, primero, porque yo no tengo nada que demostrarle a nadie y segundo, porque no era el lugar de demostrarme nada a mi mismo. Agradecí que no me seleccionaran, necesitaba hacerlo y saqué la lección.


La popularidad no da nada, solo eso, popularidad, yo prefiero seguir siendo un anónimo público y me demuestro hoy aquí que no ese no es el medio, que quien me quiere lo hará con todas las consecuencias y al que no, carretera y manta... y ahora si me lo permitís, es cuando os toca a vosotros aplaudir...

martes, 13 de octubre de 2009

(…) viven de esa forma, cobijados en su delicado mundo. Entonces lees un libro, o haces un viaje o hablas con un colega y descubres que no estás viviendo, sino hibernando. Los síntomas de la hibernación son fáciles de detectar... primero, agitación. El segundo síntoma (cuando la hibernación se vuelve peligrosa y puede causar la muerte) es la ausencia del placer. Y eso, es todo. Parece una enfermedad inocua. Millones viven así (o mueren así) sin saberlo. Trabajan en oficinas, conducen un coche, crían a sus hijos y entonces tiene lugar alguna especie de terapia de choque... una persona, un libro, una canción, que los despierta y les salva de la muerte.


Anaïs Nin, Diarios.

martes, 6 de octubre de 2009

Tu marcha


Y me quiebro como un trozo de hielo gigante, me deshago como una rosa marchita que deja caer sus pétalos con el rumor del viento.


Marchate y llevate contigo las cartas viejas, ya amarillas de un tiempo remoto, en las que esas hojas escritas fueron todo lo que necesite para seguir adelante.


Cierra la puerta al salir, no permitas que mi alma te siga, yo te observaré tras la ventana, aleja de mi todos los momentos que pasé contigo, porque son esos los que me consumen como el humo de mi cigarrillo.


Que los sueños que un día me permití se han caído por el roto del bolsillo del pantalón, y están pisoteados por decenas de transeúntes.


Y cuando la lluvia caiga sobre ti y te moje, serán mis lágrimas, las que hablen por mi, las que te empapen.


Y olvidame, porque si me recuerdas, me estarás matando en el más profundo de los silencios.

domingo, 4 de octubre de 2009

Absurdo


Absurdo tú,


Absurdas todas las cosas por las que te dejaste arrastrar.


Absurdos los sentimientos que nunca sentiste por nadie que fueses tú mismo.


Absurdos los cariños que todos los que te queríamos te dimos y no supiste aceptar.


Absurda la manera de llevar eso a lo que llamas vida.


Absurdas las horas, los minutos y los segundos a tu lado.


Absurdo el escondite donde un día enterraste tu alma y la sustituiste por el interés.


Absurdo el motor que te empuja a hacer cuanto te apetece sin tener en cuenta nada ni nadie.


Absurda la amistad que te fue entregada un día, y así en la más absurda de las situaciones y ante tu absurda mirada solo me queda decirte... ¡Qué absurdo!.