miércoles, 30 de septiembre de 2009

La actriz del teatro de la esquina


Sentada frente al espejo, se miraba mientras pintaba de rojo sus labios, el mismo tono rojo del telón que tantas veces se abrió para darle paso en un gran teatro, vitoreada por cientos de hombres que estuvieron dispuestos a darlo a todo por ser cuanto ella quería.
Pero ella siempre fue artista antes que mujer, y como la cabeza de cartel que fue tantos años solo pensaba en vivir para su público.


Aún escucha en su cabeza el sonido de los aplausos, e intenta tapar las arrugas de su cara con capas de maquillaje, tratando de olvidar que el paso del tiempo han hecho de ella una triste y oscura sombra de lo que un día fue, la gran diva del teatro de la esquina.


Nunca tuvo hijos, nunca se casó, ni siquiera un gato... siempre creyó que volvería a pisar un escenario y no quería ocupar su vida con nada ni nadie que se lo pudiese impedir y ahí estaba ella, sola, sentada frente a su tocador vistiéndose con sus mejores trajes y con todas las joyas que la hacían deslumbrar noche tras noche bajo la luz del foco que le irradiaba un mágico destello blanco y la convertía en la gran estrella del espectáculo, y mientras se movía frente a su reflejo dejaba caer unas lágrimas por sus mejillas, fue en ese momento en el que se dio cuenta que no era más que una anciana que llenó de juventud los corazones de cientos de personas que tras cada función se iban con el recuerdo de aquella hermosa mujer, y se sentó en el suelo de aquel viejo teatro ya cerrado, y tras romperse de dolor, se levantó, se sacudió los trajes e hizo la reverencia más majestuosa a las butacas vacías de aquel gran salón y lanzó un beso a un público inexistente,mientras en su cabeza oía aún más fuerte el sonido ensordecedor de los aplausos de antaño, mientras pronunciaba... “gracias”.

martes, 29 de septiembre de 2009

El valor de una palabra


Y el reloj se paró, pero mi vida continuaba, sin entender quien mediría ahora en segundos, minutos y horas todas las cosas que haría mientras estuviese encerrado, secuestrado por mi derrota personal, amordazado por mis pensamientos y drogado por la impotencia de no haberme dado cuenta antes.


Porque cuando se promete una cosa, un sentimiento, o un valor, se cumple, porque el valor de una palabra es el valor de la persona que la pronuncia. Porque desde toda mi ira, mi furia arde en mi interior y arrasa todo a su paso, me consume en llamas de rabia.


Porque los abrazos nacen por si solos, porque las personas o están o no están, pero nunca se ha de martirizar a otro porque no se sienta bien consigo mismo, y como un día hizo el ave fénix resurgiré de mis cenizas y con las alas repletas de fuego dejaré de estar quemado de todos para comenzar a incendiar a todo lo que se precie contra lo que yo considere oportuno, porque los vasos cuando se llenan se rebosan ,la marea cuando sube inunda todo a su paso, y las flores si no toman agua se marchitan, hay cosas que se escapan a nuestro control y acabamos mecanizando lo que se de debe por lo que se quiere. La elección de uno es la opción de muchos, la mía es mantener mi palabra.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Soledad


Y ahí estabas tú, en la más completa de las soledades, esa soledad que durante tanto tiempo anhelaste y que, por fin, conseguiste, aunque solo fuese por un pequeño tiempo de tu vida, y ahí sentado frente a tu sombra conseguiste ver que el lugar donde se hallaban todas tus grandezas compartían morada con todas tus miserias, y sentiste ese gran vacío, ese pinchazo en las gomas de tu viejo ciclomotor desgastado por tantos caminos pedregosos recorridos a lo largo de tu trayectoria, fue en ese momento cuando respirabas los segundos y el paso del tiempo se agolpaba con fuerza contra tu pecho y tus pensamientos comenzaban a engrandecerse mientras tu cabeza se sumía en un dolor insoportable.


Tu fortaleza casi indestructible se hallaba envuelta en miles de capas, de una casi imperceptible para los demás, fragilidad, esa misma fragilidad que te ha tirado con violencia al suelo y no te ha dejado fuerzas para levantarte pero ahí seguías tú, sentado... solo, dándote cuenta de que todas las cosas que creías grandes en tu vida dejaban de tener valor alguno, que los quereres, los recuerdos, las victorias, las ambiciones carecían ahora de sentido y que todo por lo que luchaste en su día se volvía ahora en tu contra, como una gran derrota.


No te quedó de otra, que salir de ti, escribir lo que viste y volver al cuerpo que tanto lastre arrastra como si fuese un buey que ara un campo kilométrico lleno de minas. Y ahi estabas tú, ahí estaba yo, frente a mi mismo, mirándome desafiante a los ojos, estos ojos que tantas lágrimas ha derramado y que, sin embargo, a pesar del tiempo, a pesar de todo, sigue desafiando al viento a continuar por un mundo de cartón, de actores y actrices oscarizados desde su nacimiento, de papeles aprendidos en los que cada vez cuesta más reconocer quienes son los malos y quienes los buenos, de peliculas en las que las decepciones son las tramas, los intereses personales los productores ejecutivos y los sueños y las ilusiones, las grandes ausentes, pero ya se dijo una vez, entre pitos y bambalinas... el espectáculo debe continuar...