lunes, 28 de septiembre de 2009

Soledad


Y ahí estabas tú, en la más completa de las soledades, esa soledad que durante tanto tiempo anhelaste y que, por fin, conseguiste, aunque solo fuese por un pequeño tiempo de tu vida, y ahí sentado frente a tu sombra conseguiste ver que el lugar donde se hallaban todas tus grandezas compartían morada con todas tus miserias, y sentiste ese gran vacío, ese pinchazo en las gomas de tu viejo ciclomotor desgastado por tantos caminos pedregosos recorridos a lo largo de tu trayectoria, fue en ese momento cuando respirabas los segundos y el paso del tiempo se agolpaba con fuerza contra tu pecho y tus pensamientos comenzaban a engrandecerse mientras tu cabeza se sumía en un dolor insoportable.


Tu fortaleza casi indestructible se hallaba envuelta en miles de capas, de una casi imperceptible para los demás, fragilidad, esa misma fragilidad que te ha tirado con violencia al suelo y no te ha dejado fuerzas para levantarte pero ahí seguías tú, sentado... solo, dándote cuenta de que todas las cosas que creías grandes en tu vida dejaban de tener valor alguno, que los quereres, los recuerdos, las victorias, las ambiciones carecían ahora de sentido y que todo por lo que luchaste en su día se volvía ahora en tu contra, como una gran derrota.


No te quedó de otra, que salir de ti, escribir lo que viste y volver al cuerpo que tanto lastre arrastra como si fuese un buey que ara un campo kilométrico lleno de minas. Y ahi estabas tú, ahí estaba yo, frente a mi mismo, mirándome desafiante a los ojos, estos ojos que tantas lágrimas ha derramado y que, sin embargo, a pesar del tiempo, a pesar de todo, sigue desafiando al viento a continuar por un mundo de cartón, de actores y actrices oscarizados desde su nacimiento, de papeles aprendidos en los que cada vez cuesta más reconocer quienes son los malos y quienes los buenos, de peliculas en las que las decepciones son las tramas, los intereses personales los productores ejecutivos y los sueños y las ilusiones, las grandes ausentes, pero ya se dijo una vez, entre pitos y bambalinas... el espectáculo debe continuar...

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