lunes, 11 de noviembre de 2013

Héroe de nadie

Quise entenderte, juro por dios que quise, pero no sé hacerlo bien, a veces ni siquiera sé hacerlo.
-¿En qué momento dejaste de quererme?- fue lo único que pude preguntarte.
Espere tu respuesta durante varios segundos que se antojaron horas. El tic tac de las agujas del reloj martilleaba mis sienes, destruía la templanza, la poca serenidad que retenía en aquel trance. Frente a ti.
¿En qué momento dejaste de quererme?. volví a preguntarte.
Tú me miraste de esa manera, tan profunda, tan sinuosa y temible a la vez.
-¿y tú?, ¿en qué momento dejaste de quererte?- me dijiste.
Durante un instante de odié, te creí cruel,te creí un monstruo, retraté en mi cabeza tu foto con cuernos dibujados a rotulador rojo. Me burlé, te golpeé el pecho con mis puños rabiosos, lloré, me derrumbé ante tus pies, te amé... y todo callado. En la recreación más silenciosa y absurda que mis pensamientos elucubraron jamás.
¿Cuando sabe uno que se ha vuelto loco?, creía escuchar un crujido, ¿puede alguien romperse como un cristal?, ¿puede el corazón crujir al partirse como crujen las hojas de otoño al pisarlas?, o tal vez fue mi alma, quizá sólo fuese eso.
No pude responderte, porque si nunca me quise sé que fue porque concentré todo el amor que cabía en mi en quererte a ti. Abandoné la cordura por seguirte, dejé de creer en dioses para creer en ti... y hoy mi corazón desecho baila tangos con la soledad. Al final he comprendido que así debe ser, que nací solo y solo debo morir, que los héroes no son héroes por llevar capa y antifaz, y que si algún día fui uno, sólo fui el héroe de nadie.

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